Carta, A La Belleza Diaria
Autor: Jaider Arango Cardona
Admirada Belleza diaria,
Hoy, quiero tomar un momento para expresar mi profunda
admiración y gratitud hacia ti. A menudo pasas desapercibida en
medio de las prisas de la vida, pero eres una fuente constante de
asombro y alegría para mí.
En el destello dorado de un amanecer, encuentro la promesa de
un nuevo día lleno de oportunidades y posibilidades. Cada flor
que florece a lo largo del tiempo es un recordatorio de la belleza
efímera y la renovación constante de la vida.
Tus encantos no se limitan a la naturaleza; también resplandeces
en los gestos más simples y hermosos de la humanidad. Una
sonrisa cálida de un desconocido en la calle puede iluminar mi
día y restaurar mi fe en la bondad de las personas.
En medio de las demandas y el estrés de la vida diaria, tu
presencia me recuerda que la belleza está en todas partes, si
estamos dispuestos a detenernos y apreciarla. Tus regalos son
gratuitos y abundantes, y me enseñas que la verdadera riqueza se
encuentra en la capacidad de ver y valorar las pequeñas
maravillas que nos rodean.
Hoy, me sumerjo en la profundidad de tu existencia con un
corazón lleno de asombro y gratitud. A medida que avanzo por la maraña del tiempo y las responsabilidades, he llegado a
entender que eres la esencia misma de la vida, manifestándote en
las cosas más simples y aparentemente insignificantes.
En un mundo obsesionado con lo grandioso y lo espectacular, tu
modestia a menudo pasa desapercibida. Pero en la quietud de un
amanecer, donde el cielo se tiñe de tonos cálidos y el mundo aún
duerme, encuentro una paz que no puede expresarse en palabras.
Las flores que florecen en los campos y jardines, aunque
efímeras en su belleza, son la prueba de la naturaleza para
recordarnos que la vida es un ciclo constante de crecimiento,
decadencia y resurgimiento. Sus colores vibrantes y formas
delicadas son un tributo a la creatividad inagotable de la
existencia.
Eres la musa de mi alma, el recordatorio constante de que la
verdadera riqueza se encuentra en la capacidad de valorar todo
lo que apreciamos cada día.
En tu naturalidad, encuentro una profundidad que nutre mi
espíritu y me lleva a comprender que la verdadera belleza no
reside en lo extraordinario, sino en lo cotidiano.
Con gratitud y admiración,
JAIDER ARANGO CARDONA
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