jueves, 19 de diciembre de 2024

Cuento: LA AMISTAD DE KARLA Y TOMÁS

 


LA AMISTAD DE KARLA Y TOMÁS 


Cuento sobre: Gratitud, Amistad y Solidaridad. 

En un tranquilo barrio, vivía una niña llamada Karla. Karla era conocida en su comunidad por su amabilidad y disposición para ayudar a los demás. Un día soleado, mientras paseaba cerca de su casa, encontró a Tomás, un niño que estudiaba en su escuela y que parecía estar muy preocupado. Tomás se había perdido mientras jugaba y, además de estar desorientado, tenía hambre. 

 Karla se acercó a él con una sonrisa y le preguntó: 

 —Hola, Tomás, ¿estás bien? ¿Necesitas ayuda? 

 Tomás, sintiéndose tranquilo de encontrar a alguien que se preocupaba por él, respondió: 

 —¡Sí, por favor! Me he perdido y no sé cómo regresar a casa. Además, tengo mucha hambre. 

 Karla, sin pensarlo dos veces, lo tomó de la mano y le dijo: 

 —No te preocupes, vamos a mi casa. Te daré algo de comer y te ayudaré a encontrar el camino de regreso. 

 Al llegar a la casa de Karla, su madre estaba en la cocina preparando un delicioso almuerzo. Karla le explicó la situación y su madre, ella gustosamente accedió a preparar una merienda para Tomás. Mientras comían, Tomás le contó a Karla cómo se había perdido y cuánto le agradecía su ayuda. 

 —¿Cómo puedo pagarte por toda tu amabilidad? —preguntó Tomás. 

 Karla, con una sonrisa cálida, respondió: 

 —No necesitas pagar nada. Siempre me gusta ayudar a quienes lo necesitan. Lo único que me importa es que te sientas bien y que vuelvas a casa seguro. 

 Tomás se sintió muy agradecido y le dio un cálido abrazo a Karla. Ella recibió su abrazo y muy hábilmente lo dirigió hacia la ruta que lo llevaría a su hogar. Los dos se despidieron y Karla se aseguró de que Tomás pudiera llegar fácilmente de regreso a casa. 

 Pasaron unas semanas, y un día, Tomás estaba jugando en el parque con algunos amigos. Mientras corría, tropezó con una piedra y cayó al suelo, golpeándose la pierna. El dolor era intenso y Tomás no podía levantarse. Intentó pedir ayuda a sus amigos que estaban cerca, pero ellos, estaban demasiado ocupados con su juego para notar la situación en la que Tomás se encontraba. 

 Al ver a Tomás en el suelo, Karla, que estaba dando un paseo por el parque, se acercó de inmediato. Se agachó junto a él y, al ver el dolor en su rostro, dijo: 

 —Tomás, ¿qué te ha pasado? 

 Tomás, entre lamentos, le explicó lo que había sucedido. Karla, sin dudarlo, sacó de su mochila un pequeño botiquín que siempre llevaba para emergencias. Con mucho cuidado, limpió la herida de Tomás, aplicó una venda y le ofreció algo de agua para calmarlo. Luego, lo ayudó a levantarse y lo acompañó hasta su casa. 

 Tomás, más que agradecido y sorprendido por la bondad de Karla, le dijo: 

 —¡No puedo creer que hayas venido a ayudarme! No esperaba que alguien me ayudara, y en especialmente tú. Esta es la segunda vez que me ayudas. Dime ¿Qué puedo hacer por ti? 
 
Karla le respondió con una sonrisa: 

No te preocupes por nada. Algún día harás algo por mí. Y será tu turno de devolverme el favor. 

 La amistad y la ayuda mutua son muy importantes. 

 Tomás, conmovido por el gesto de Carla, le dijo: 

 —Si todos fueran tan solidarios y agradecidos como tú, el mundo sería un lugar mucho mejor. La gente se sentiría más unida y ayudaría a los demás sin dudarlo. 

 Unos meses después, llegó el cumpleaños de Karla. Ella no esperaba grandes sorpresas, ya que lo único que había pensado era pasar el día con su familia. Esa tarde, cuando menos lo esperaba, sonó el timbre de su casa. Al abrir la puerta, se encontró con Tomás y varios de sus amigos, todos sonriendo y con una caja envuelta en papel de regalo. 

 —¡Feliz cumpleaños, Karla! —gritó Tomás emocionado—. Todos quisimos hacer algo especial para ti, como agradecimiento por ayudarnos y estar ahí cuando te necesitamos. Este regalo es una muestra de nuestra gratitud. 

 Karla, sorprendida y conmovida, abrió el regalo. Dentro, había un libro hecho a mano con dibujos y mensajes de cada uno de sus amigos, contando historias de cómo ella los había ayudado a lo largo de todo este tiempo. 

 —Esto es para recordarte lo importante que eres para nosotros —dijo Tomás—. Gracias por ser una amiga tan especial. 

 Karla, con lágrimas en los ojos, abrazó a cada uno de ellos, agradecida por lo que Tomás y sus amigos estaban haciendo. Se dio cuenta de que las pequeñas acciones de bondad que habían realizado tenían un resultado más grandioso de lo que jamás imaginó. 

Moraleja: Cuando alguien te brinda su ayuda en un momento de necesidad, es fundamental mostrar gratitud y estar dispuesto a ofrecer ayuda a esa persona si lo necesita. La solidaridad y el agradecimiento no solo fortalecen nuestras amistades, sino que también contribuyen a hacer del mundo un lugar más amable y bondadoso.



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