ZAKI Y SU COMPROMISO
Cuento sobre: La Responsabilidad.
En el corazón de un frondoso bosque vivía
una familia de zorros conocida por su eficiencia
y responsabilidad. El más joven de la familia, un
zorro llamado Zaki, era curioso y lleno de
energía, pero aún le faltaba aprender la
importancia de cumplir con sus compromisos.
Una mañana, el padre de Zaki le asignó una
tarea importante: cuidar el gallinero del pueblo
durante la semana. Este era un encargo de gran
responsabilidad, ya que los animales confiaban
en que los zorros mantuvieran a salvo las
gallinas y los huevos de cualquier peligro.
Al principio, Zaki aceptó la tarea con
entusiasmo. Sentía orgullo al saber que se le
había confiado una misión importante. Pero, a
medida que pasaban los días, su interés
comenzó a desvanecerse. Las mariposas, los
juegos con los conejos y las carreras en
el bosque le llamaban más la atención que
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la responsabilidad de vigilar el gallinero.
Pensaba que nada malo sucedería en su
ausencia.
Una tarde, mientras Zaki jugaba lejos del
lugar, una astuta comadreja aprovechó la
oportunidad para entrar al gal l inero.
Silenciosamente, logró llevarse varias gallinas y
algunos huevos. Cuando Zaki regresó al final
del día, vio el desastre que había causado su
descuido. Las plumas estaban esparcidas por
todo el suelo y faltaban varias gallinas. Su
corazón se llenó de preocupación, porque sabía
que había fallado en su compromiso.
Esa noche, Zaki no pudo dormir. Pensaba que
debía confesar lo sucedido a su familia, pero
temía el castigo y la decepción en los ojos de su
padre. A pesar de ello, con el corazón
atormentado, decidió ser honesto. Al día
siguiente, con la cabeza baja, le contó a su
padre lo ocurrido.
—Padre, me distraje y dejé el gallinero solo.
Una comadreja se llevó algunas gallinas y
huevos —confesó con la voz temblorosa.
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Su padre, aunque decepcionado, lo miró con
comprensión y dijo: —Hijo, la responsabilidad
no es solo cumplir con las tareas que se nos
a s i g n a n , s i n o t a m b i é n a s u m i r l a s
consecuencias de nuestras decisiones. Lo
importante no es que hayas fallado, sino lo que
harás a partir de ahora para corregir tu error.
Las palabras de su padre resonaron en el
corazón de Zaki. Él sabía que debía hacer algo
para reparar el daño. A partir de ese día, Zaki
decidió tomarse en serio su compromiso. Desde
el amanecer, fue al gallinero y no se apartó de su
lugar de vigilancia en todo el día. Vigilaba con
atención, aprendiendo a distinguir cada sonido
y movimiento en el bosque. Además, se ofreció
para ayudar a los otros animales a encontrar
nuevas gallinas y cuidar los huevos con mucha
más dedicación.
Con el tiempo, Zaki comprendió que el
compromiso no era solo una tarea para cumplir,
sino una forma de ser responsable. Se dio
cuenta de que, para ganarse la confianza de
los demás, debía demostrar su compromiso, no
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solo en los momentos fáciles, sino que también
en los más difíciles. Aprendió a medir
consecuencias en sus acciones y a ser
consciente del impacto que sus decisiones
tenían sobre los demás.
Los animales del bosque pronto notaron el
cambio en Zaki. Ya no era el joven distraído que
se dejaba llevar por el juego, sino un zorro en
quien todos podían confiar. Siempre dispuesto a
ayudar y a cumplir con su palabra, así fue como
Zaki se ganó el respeto y la admiración de los
habitantes del bosque.
Al pasar los meses, Zaki reflexionó sobre su
experiencia. Entendió que asumir la
responsabilidad no solo lo hacía más confiable
ante los demás, sino que también le permitía
crecer como individuo. El bosque entero
aprendió a verlo como un ejemplo de cómo, al
asumir nuestras responsabilidades y corregir
nuestros errores, podemos transformarnos en
alguien más fuerte y consciente.
Desde entonces, Zaki fue conocido en todo el
bosque no solo como el cuidador del gallinero,
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sino como un símbolo de compromiso y
esfuerzo. Ya no importaban los errores del
pasado, sino las enseñanzas que había
aprendido y cómo había resuelto actuar para
corregirlos.
Moraleja: La responsabilidad no es solo
cumplir con nuestros deberes, sino también
aprender a asumir las consecuencias de
nuestras acciones. Solo cuando aceptamos
nuestros errores y nos esforzamos en
corregirlos, crecemos y fortalecemos nuestra
relación con quienes nos rodean.
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