viernes, 20 de diciembre de 2024

Cuento: LA MAGIA DE LAS IDEAS

 




LA MAGIA DE LAS IDEAS 


Cuento sobre: Creatividad. 

En un árbol, cerca de un bosque lleno de vida y color, vivía un cuervo llamado Kiro. A diferencia de los otros animales, Kiro no era el más fuerte ni el más veloz, pero poseía una cualidad especial: su habilidad para pensar de manera diferente. Mientras los demás animales se destacaban por sus habilidades físicas o su velocidad, Kiro era conocido por su ingenio. Siempre encontraba formas nuevas y originales de resolver problemas, aunque los otros habitantes del bosque no siempre comprendían su manera de ver el mundo. El bosque, con su diversidad de especies, era un lugar de constante actividad. Los castores construían sus refugios y rompeolas, los ciervos pastaban en las praderas, y las aves llenaban el cielo con sus cantos. Todos los animales tenían una tarea, y aunque no siempre entendían o compartían las ideas de Kiro, lo respetaban por 108 su forma tranquila y reflexiva de abordar los desafíos. Un día, surgió un problema que afectó a todos: el río que fluía por el valle se había secado. Los animales, preocupados, comenzaron a buscar soluciones. Sin el agua del río, las plantas no crecerían, y pronto el bosque entero sufriría. Los castores, siendo expertos constructores, intentaron cavar canales que pudieran llevar agua desde otras fuentes. Los elefantes, con su enorme fuerza, cavaron pozos profundos, esperando encontrar agua subterránea. Las aves, siempre listas para explorar, volaron lejos en busca de nuevos ríos. Sin embargo, nada parecía funcionar. Día tras día, los intentos fallaban, y la desesperación empezaba a extenderse entre los animales. Sin agua, el bosque entero estaba en peligro de marchitarse. Kiro, desde su posición privilegiada en lo alto de un árbol, observaba la situación. Sabía que debía hacer algo, pero en lugar de unirse a los esfuerzos físicos de los demás, decidió tomar otro enfoque. No era cuestión de cavar más 109 profundo o de volar más lejos. La solución, debía estar en entender por qué el río se había secado en primer lugar. Así que se sentó en silencio, observando, pensando y reflexionando sobre lo que había ocurrido. Durante varios días, mientras los demás seguían cavando y buscando, Kiro analizó el problema desde distintas perspectivas. Finalmente, tras muchas horas de observación, descubrió la causa del problema: una gran roca había caído desde la montaña cercana y bloqueaba el curso natural del río. El agua, que antes fluía libremente, ahora se acumulaba detrás de la roca, sin poder llegar al valle. Con este descubrimiento, Kiro voló hacia el claro central del bosque, donde los animales se reunían para discutir sus intentos fracasados. Con calma, les explicó lo que había visto. Muchos se mostraron incrédulos. ¿Cómo podía una simple roca causar tanto daño? Algunos, agotados por sus esfuerzos, se resistían a creer que la solución pudiera ser tan sencilla. —No tenemos que cavar más ni buscar agua lejos —dijo Kiro, con una seguridad tranquila—. 110 Solo necesitamos liberar el río. Si unimos nuestras fuerzas, podemos mover la roca y hacer que el agua fluya de nuevo. Al principio, los animales lo dudaron. Las soluciones que Kiro proponía siempre eran inusuales, y aunque habían visto su ingenio en problemas más pequeños, enfrentarse a una roca tan grande parecía imposible. Pero la determinación del cuervo y su enfoque diferente los hizo pensar. ¿Qué tenían que perder? Habían intentado todo lo demás. Finalmente, decidieron intentarlo. Siguiendo el plan de Kiro, las aves comenzaron a levantar las pequeñas piedras que rodeaban la gran roca, mientras los castores y otros animales más grandes empujaban con todas sus fuerzas. Los elefantes usaron su trompa para mover las piedras más pesadas, mientras los ciervos y jabalíes empujaban desde el lado opuesto. Todos trabajaron juntos, coordinados bajo la dirección de Kiro, quien volaba de un lado a otro, asegurándose de que cada animal supiera qué hacer. 111 Después de horas de trabajo, la roca, que parecía inmovible, finalmente comenzó a moverse. Un crujido resonó por todo el valle cuando, poco a poco, la roca se deslizó y el agua comenzó a fluir de nuevo. Al principio, solo fue un pequeño arroyo, pero pronto el río volvió a su cauce habitual, llenando de vida y esperanza el bosque. Los animales celebraron con alegría y gratitud. Saltaban y corrían alrededor del río, disfrutando del agua que tanto necesitaban. El bosque volvió a llenarse de colores vibrantes y el aire fresco volvió a recorrer las copas de los árboles. Desde lo alto de su árbol, Kiro sonreía, sabiendo que había hecho algo más que solucionar un problema: había demostrado que pensar de manera original y encontrar soluciones creativas era tan importante como la fuerza y la habilidad. A partir de ese día, los habitantes del bosque comenzaron a valorar no solo el esfuerzo físico, sino también las ideas y los enfoques diferentes. Aprendieron que, a veces, la solución más efectiva no es la más evidente, y 112 que la creatividad puede ser la clave para resolver grandes problemas. Los animales nunca olvidaron esa lección. Y cada vez que enfrentaban un nuevo desafío, recordaban las palabras de Kiro: “Abrir la mente es el primer paso para encontrar la solución.” 

Moraleja: Las soluciones sorprendentes surgen al pensar de manera diferente. Al abrir nuestra mente, encontramos la clave para resolver grandes problemas.




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